John Crowley realizó en 2015 una de las sorpresas del año. De producción irlandesa, Brooklyn terminó siendo una de las protagonistas en las nominaciones a los Oscar, con candidaturas a la mejor película, guion adaptado y actriz principal (Saoirse Ronan). Es verdad que el resto de su filmografía es mucho menos meritoria (El jilguero, Circuito cerrado, Hay alguién ahí), pero su nombre en la dirección de la miniserie británica Una y otra vez daba bastantes esperanzas.
En el reparto de la serie hay una actriz joven y luminosa, Thomasin McKenzie, inolvidable como chica judía escondida en casa del pequeño «nazi» Jojo Rabbitt. La dirección de arte, la música y las localizaciones también resultan muy atractivas para el espectador, pero esta elegancia se acaba de romper por completo en el segundo capítulo. Llegados a ese punto, queda claro que no estamos ante otro regalo británico para la vista y la sensibilidad, sino una telenovela sensacionalista plagada de trampas y frivolidad. Una mezcla entre mágica y pseudoreligiosa en el que cabe el budismo como el hinduismo, pero en cualquier caso lo que impera es el exceso de causalidades y la falta de verosimilitud.
Firma: Claudio Sánchez
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