Que una ficción británica cuente la historia de un pueblo pequeño en el que todo el mundo se conoce y tiene secretos del pasado, es algo que puede llevar a mas de uno a desconectar. Después de Broadchurch, Happy Valley o Mare of Easttown, no parecía buena idea incidir en una estructura que había funcionado a la perfección, pero que tenía el peligro de no ofrecer ninguna novedad.
Con todo eso se enfrentaba Sherwood, y hay que reconocer que su creador, Lewis Arnold (Condena), sale airoso. A pesar de que me quedaría sin dudarlo con cualquiera de las tres series anteriormente citadas, esta nueva trama sigue una coordenadas distintas, con un arquero solitario como asesino conocido desde el primer momento que rompe las inercias que podría tener la serie. La habilidad del guionista James Graham (Brexit, The Crown) para conectar el pasado y el presente de una docena de personajes es muy considerable, ya que la historia en ningún momento resulta confusa o tediosa.
El reparto de la serie es estupendo, con actores más curtidos en la televisión que en el cine, con una personalidad que impone una vitalidad muy destacable a cada uno de los personajes. Aunque las caras más conocidas son las de David Morrisey (el inolvidable y maquiavelico Gobernador Blake en The Walking Dead) y Lesley Manville (El hilo invisible, Citadel), el mejor personaje es el interpretado por Adeel Aktar, ganador de un BAFTA al mejor actor de reparto en televisión.
Claudio Sánchez
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