Los creadores de las dos temporadas de Hierro, una de las series que han dado la vuelta al género policiaco en España en los últimos años, decepcionaron en su incursión en el cine con Código Emperador, presentada en el último Festival de Málaga. Apenas unas semanas después, los hermanos Coira y Fran Aráujo han recuperado el crédito perdido con Rapa, una serie de Movistar aplaudida unánimemente por la crítica y el público. Como sucedía en Hierro, la trama se localiza en un entorno tan fotogénico como peculiar, con personajes que se conocen de toda la vida y, sin embargo, parecen no conocerse en absoluto. La desconfianza gallega no tiene precio para la novela negra, si Chandler o Hammett la hubiesen conocido… Bien lo sabía el escritor vigués Domingo Vilar, recientemente fallecido de manera inesperado a los 51 años de edad. Rapa tiene mucho de su mejor novela, La playa de los ahogados, llevada al cine con el desacierto habitual del prolífico Gerardo Herrero.
La trama está vertebrada por la amistad inesperada de dos personajes interpretados con la excelencia habitual de Javier Cámara y Mónica López. A partir de esa conexión la historia tiene humor, empatía y verdad. El espectador se involucra en ese ambiente rural gallego en el que tiene lugar la «rapa das bestas», una fiesta cultural típica en muchos pueblos de Galicia entre los meses de junio y julio. Curiosamente esta fiesta ha sido también la escogida por Rodrigo Sorogoyen (El reino, Antidisturbios) para enmarcar su última película (As bestas) presentada hace unas semanas en el Festival de Cannes con críticas muy positivas.
Los seis capítulos de Rapa juegan con el espectador sin hacer trampas ni acudir a giros imposibles. Al poner el epicentro en los personajes, la trama tiene el misterio de la psicología humana como fuente inagotable de conflictos dramáticos. La esmerada dirección de fotografía y la música facilitan la inmersión en una historia que termina siendo claustrofóbica y a la vez universal.
Firma: Claudio Sánchez
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