La novela en el que está basado esta serie se publicó en 2017 en Estados Unidos, siendo finalista del National Book Awards. Su escritora es Min Jin Lee, periodista y escritora coreano-norteamericana afincada en Manhattan. Pachinko era su segunda novela, y el título hace referencia a un local de máquinas de apuestas de videojuegos por el que eran conocidos los coreanos que llegaban a Japón. A pesar de que estos locales eran y siguen siendo muy populares, sus propietarios son despreciados como dueños un negocio que pretende evitar impuestos ofreciendo un ocio adictivo e insano. Esta metáfora sirve para explicar la dificultad para sobrevivir con dignidad en una sociedad marcada por las clases sociales y la nacionalidad.
La creadora de esta serie es Soo Hugh, que sólo tenía en su trayectoria una serie menor, Los invisibles, una ficción muy poco memorable de Ciencia-ficción sobre una especie de niños poseídos por un espíritu maligno. En Pachinko ha escogido un guionista y director excelente para los cuatro primeros capítulos. Kogonada es un cineasta norteamericano nacido en Corea del Sur muy reconocido por sus ensayos cinematográficos audiovisuales y una estupenda opera prima (Columbus, 2017), que actualmente puede verse en la plataforma Filmin.
Desde los títulos de crédito de la serie queda claro que estamos ante una sintesis de la cinematografía noerteamericana y la oriental, en la línea de películas como The Farewell (2017) o Minari. Historia de mi familia (2020), superando con creces estos dos precedentes tan premiados internacionalmente. Es fácil descubrir en la serie vestigios de la obra de grandes maestros del cine japonés como Ozu o Koreeda, pero también del cine norteamericano como Douglas Sirk. Todos ellos fueron analizados por Kogonada en su obra previa, y se nota que ha asumido con mucho criterio.
Pachinko tiene un argumento de folletín contado con la sensibilidad de los grandes artistas, mostrando la vida de varias generaciones de supervivientes en el que superponen el dolor y la esperanza, la mediocridad y el heroísmo. La familia se muestra como la única fortaleza perdurable, una fuente de épica silenciosa, capaz de impermeabilizar a la humanidad de las tentaciones del cinismo y la autocompasión más terminales. La interpretación, los planos detalles, las localizaciones o la música se impregan de un estilo minimalista que hacen que la serie sea conmovedora y sutil como muy pocas.
Apple TV+ confirma una conversión profunda en el último año, que ha pasado de ser la hermana pequeña y olvidada de las plataformas a consolidarse como una de las principales generadoras de creatividad audiovisual en todo el mundo gracias a títulos tan originales como Pachinko, Schmigadoon, Caballos lentos o Separación.
Firma: Claudio Sánchez
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