CRÍTICA Encerrado con el diablo

Sep 2, 2022 | Reseñas Series

Dennis Lehane (Boston, 1965) es conocido como uno de los grandes de la novela negra norteamericana. Entre sus obras destacan algunas que han sido adaptadas al cine con mucha fortuna: Shutter Island (Martin Scorsese, 2010), Mystic River (Clint Eastwood, 2003), Adiós pequeña, adiós (Ben Affleck, 2007). También había trabajado como guionista en series como Boardwalk Empire, The wire o El visitanteEncerrado como el diablo es su proyecto más personal, en el que se ha involucrado como creador, productor y guionista único, curiosamente a partir de un texto ajeno: la biografía de un playboy condenado por narcotráfico, que intenta reducir su pena colaborando con la policía.
Taron Egerton (Kingsman, Rocketman) y Paul Walter Hausel (Richard Jewell, Yo, Tonya) están formidables, a pesar de que al guion le falta hondura y complejidad para hacer verosímil una relación de amistad tan peculiar. La música del grupo escocés Mogwai (conocido especialmente por su trabajo excepcional en Gomorra), y la fotografía de la primeriza Natalie Kingston generan una atmósfera tenebrosa con contrapuntos de belleza al recordar a las víctimas del asesino. Sin embargo, la serie quiere mantener un tono distante a lo Mindhunter (David Fincher, 2017-2019) que termina por perjudicarle. Igualmente, el guion de Lehanne permite algunos diálogos especialmente detallistas y morbosos que no favorecen más que la primariedad  en el retrato psicológico de los protagonistas.
La abundancia de series, documentales y películas sobre asesinos en serie hace que una ficción como Encerrado con el diablo resulte decepcionante. Por poner algunos ejemplos, las docuserie de HBO max, The Jinx y Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof, o las ficciones de Netflix, Manhunt: Unabomber y Creedme, resultan mucho más sugerentes.  

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