Es difícil no encontrar similitudes entre esta miniserie alemana y La red social, la obra maestra de David Fincher. Y eso es decir mucho. La ficción alemana cuenta una historia real de dos genios rodeados de depredadores en un mundo que están inventando ellos mismos. Lo que cuenta la serie en cuatro capítulos es una verdad muy poco conocida pero perfectamente reconocible y verosímil. Con un ritmo que combina la alta velocidad con los momentos de pausa e intimidad de los personajes, la trama da saltos en el tiempo que aclaran y aportan al mejor entendimiento de los personajes.
Es curioso que tanto el director como el guionista de esta ficción no tuviesen experiencias previas en series. Con su primera aportación han logrado uno de los éxitos más internacionales de Netflix, y una de las más alabadas por la crítica en los últimos meses. Esta historia de una amistad entre hackers tiene conflicto, detallismo y habilidad en un relato perfectamente ajustado al metraje.
El casting de la serie parece inmejorable. Leonard Scheicher (La revolución silenciosa) es la cara de la juventud más simpática e idealista, mientras que el primerizo Marius Ahrendt es el genio asocial y enfermizo. Los secundarios tampoco tienen desperdicio, con un arco dramático muy bien definido y una función dramática muy clara en la trama. Destacan los dos abogados antagónicos y el seductor de Google que vendió el código secreto abusando de la confianza de estos dos jóvenes que cambiaron la manera de observar nuestro planeta para siempre.
Firma: Claudio Sánchez
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