Quoc Dang Tren es un guionista francés con muchas series «diferentes» a sus espaldas: Marianne, Call my agent, Oficina de infiltrados. Con Las gotas de Dios ha logrado sus mejores equilibrios. En la serie hay viajes en el tiempo, romance, filiación y bastante enología en una coproduccion de estética colorista.
Desde el principio, el creador de la serie interpela al espectador con un ritmo pausado pero seguro, que va desarrollando uno de esos argumentos que a priori no parecen fascinantes. Pero la originalidad del desarrollo y unos personajes de intimidad compleja terminan construyendo una de las series de Apple más atípicas y queridas por la crítica y el público.
El enfrentamiento entre los dos protagonistas es un conflicto muy vibrante e intelectual entre la cultura francesa y la japonesa, que permite que la historia sea tan eficaz en los sentimientos universales que transmite. La delicadeza de la puesta en escena se combina con un guion sutil en el que cada detalle define a los personajes, unidos más por sus carencias afectivas que por su innegable talento.
En definitiva, una de esas series que requieren una actitud algo exigente para el espectador, pero en el que todas las piezas acaban por encajar en un puzzle que mueve tanto a la emoción como a la reflexión.
Claudio Sánchez
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