Lee Eisenberg es uno de los creadores de series con más prestigio en el mundo por uno de los titulos que más han marcado estilo en televisión. The Office, la versión norteamericana de la producción inglesa creada por Ricky Gervais, fue una cantera de actores como Steve Carrel o John Krasinski, además de una de las fuentes de humor más fiables con casi 200 capítulos emitidos entre 2005 y 2013.
La reposición de The Office sigue siendo una de las series más vistas de Amazon Prime, que ahora también acoge la nueva y original comedia de Eisenberg. En el fondo se repiten las claves de su predecesora, pero en este caso la acción se traslada a un juzgado donde se organiza un peculiar «Show de Truman». La galería de personajes no tiene desperdicio, con un reflejo de una sociedad tan ácido como clarividente. El guion de cada capítulo mantiene un ritmo de diálogos hilarantes y situaciones esperpénticas muy elaborado, con una creatividad y elegancia que hacen que la trama sea peculiarmente adictiva. Desgraciadamente, conforme avanza la temporada hay una mayor presencia de humor zafio que contrasta con el sensacional arranque de los primeros capítulos.
Con un reparto tan numeroso el casting resultaba un elemento esencial para que la serie funcionase, y finalmente así sucede. Todos ellos tienen una acertada composición que hace reír sin que ninguno de ellos caiga en la sobreactuación. Esa naturalidad facilita que el espectador conecte con su marcada personalidad y su mediocridad evidente pero entrañable.
Claudio Sánchez
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