Apple sigue convencida de sacar adelante su plataforma a base de talonario. Si en el mes de junio estrenó la nueva y fallida versión de Presunto inocente de Alan J. Pakula (1990), con Jack Gyllenhall en el papel que hiciese en su día Harrison Ford, en este mes de julio acaba de llegar La dama del lago, protagonizada por la oscarizada Natalie Portman.
La serie apunta maneras en el episodio piloto, con un diseño de producción notable y un considerable número de saltos en el tiempo y piruetas narrativas. Conforma avanza la historia se va aclarando la historia mostrando su verdadera esencia: un discurso previsible y anacrónico en el que no falta de nada. Feminismo, conflictos raciales, infidelidades y abandonos del hogar que liberan a mujeres empoderadas… Suena perezoso, pero es aún mas molesto cuando todo se expone con ínfulas y barroquismos visuales.
Tras el misterio que se investiga de manera muy poco verosímil, hay una superficialidad que se toca en cada uno de los diálogos y personajes. Se nota la inexperiencia de su creadora Alma Har´el, que apenas había realizado hasta ahora algunos trabajos menores para televisión, y que en su primera serie adapta la novela original de Laura Lippman.
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