Enrique Urbizu llevaba demasiado tiempo intentando levantar una película, y finalmente ha terminado por dirigir una nueva serie. Es complicado entender por qué desde que estreno No habrá paz para los malvados (2011), un thriller más que notable, este director vasco ha sido incapaz de encontrar la financiación necesaria para volver a la pantalla grande. Cuando nadie nos ve es su tercera serie en siete años,  y sin duda la mejor después de las decepcionantes Gigantes y Libertad, las dos en Movistar.

El comienzo de la serie es peligroso, un arranque que parece ideado por Álex de la Iglesia, con la Semana Santa en versión alucinógena. Luego llega el ejército norteamericano y los samurais para redondear la trama de lo que parece un anunciado esperpento. Sin embargo, este arriesgado inicio se consolida con el paso de los minutos. Urbizu se toma en serio lo que cuenta y desarrolla un thriller de detectives y policías con aristas, astucia y las inevitables heridas del pasado. Todos los actores están magníficos en sus registros contenidos, desde una voluntariamente hierática Maribel Verdú, que transmite autoridad y disciplina, a un Dani Rovira maduro y creíble en su complejidad. 

La serie muestra un respeto por las creencias religiosas y la Semana Santa que se agradece y aporta relevancia y significado a lo que se quiere contar, con una música y planificación muy coherentes al desarrollo veraz de la trama y los personajes.